Los bares y restaurantes de todo el país están reinventando la tradición de los brindis navideños con cocteles que combinan sabores clásicos y toques inesperados. La tendencia más fuerte es la fusion de ingredientes locales con técnicas internacionales. Por ejemplo, el clásico ponche de huevo se moderniza con un toque de cacao oscuro y una espuma de leche de coco, creando una textura cremosa y un aroma que recuerda a la temporada.
Otra innovación es la incorporación de hierbas y especias autóctonas. El jengibre, la canela y el clavo se están utilizando no solo como aromatizantes, sino como base de licores artesanales que aportan profundidad y calidez. Los bartenders experimentan con infusiones de romero y tomillo en el vermut, generando un perfil herbal que complementa la dulzura de la sidra de manzana.

En cuanto a la presentación, la estética juega un papel clave. Los cocteles se sirven en vasos de cristal con luces LED que cambian de color, creando un efecto visual que enriquece la experiencia sensorial. Además, el uso de hielo seco o cubos de cristal que se deshacen lentamente libera aromas, prolongando el sabor y haciendo que cada sorbo sea memorable.
La sostenibilidad también está en el centro de la escena. Los mixólogos recurren a ingredientes de temporada y de producción local para reducir la huella de carbono. Los vasos reutilizables y los envases de vidrio reciclado son la nueva norma en los eventos corporativos y familiares. Esta combinación de innovación, sabor y responsabilidad ambiental convierte a los brindis navideños en una celebración más consciente y sofisticada.
Finalmente, la tendencia de cocteles sin alcohol ha ganado terreno, permitiendo que todos los invitados participen sin comprometer la experiencia. Bebidas con infusión de frutas, infusiones de hierbas y licores sin alcohol se sirven con la misma elegancia que sus contrapartes con alcohol, asegurando que la celebración sea inclusiva y deliciosa para todos.



