Reflexionamos sobre uno de los placeres gastronómicos de la vida

No me molesta la «controversia». Para mí el tema de «se bebe» después de tal o cuál hora» y sobre todo «si se bebe antes de tal otra hora se es alcohólico» es simplemente una tontería. Simplemente es un momento en la mesa y si hay mesa puede haber vino.

Sentido común. Lo único que me dice el sentido común es que no voy a beber un potente cabernet tras las horas de ayuno, de hecho, en general los tintos no me apetecen a esa hora.

Blancos. Sobre todo chardonnay y torrontés, el primero por sus notas a mantequilla, el segundo porque su nariz de flores me termina de despertar.

Burbujas. Mi opción favorita, desde burbujas de Nuevo Mundo a prosecco, Cava y champagne, servidas frías solas o con cocteles.

Mimosa. Si el jugo de naranja está recién exprimido y tengo triple sec I algún otro licor con naranja puedo pensarlo.

Menú. Los croissants en sabor y textura, quesos y embutidos, huevos revueltos con langostinos, incluso desayuno criollo venezolano: si el desayuno es sustancioso, el vino puede ayudar.

Fuente: esnobgourmet.com

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