Evidentemente, esto salpica a la cuchillería, elemento básico de cualquier cocina, ya sea doméstica o profesional, y cuya inversión inicial, a veces elevada, justifica que garanticemos el buen trato a nuestro instrumental para que dure muchos años.
El universo de precio es casi infinito, desde cuchillos de batalla de tienda de conveniencia, hasta cuchillos de autor, hechos a medida, pero lo más habitual es que en casa nos fiemos de términos medios con marcas de solventada garantía.
Tampoco hace falta que tengamos un taco con 25 cuchillos, salvo que seamos profesionales, muy inquietos o tengamos suficiente espacio para ellos, porque tampoco exige nuestra cocina diaria que nuestra mesa parezca una muestra de cuchillería.
Realmente, para lo que solemos cocinar en casa -y mira que cocinamos- podría bastarnos con estos tres cuchillos, aunque si quieres extender la colección puedes hacerlo siguiendo estos consejos, para ver qué cuchillos se adaptan a tus necesidades.
Sean tres o sean una docena, no cambia el cuidado que debamos tener con ellos, sobre todo si nos han costado un buen dinero y luego los maltratamos al cortar, limpiar, secar o cuando los dejamos de la mano de Dios en cualquier afilador ocasional.

Es conveniente rechazar cuchillos de hoja demasiado blanda por dos motivos. El primero es que sus afilados duran menos tiempo y el segundo es que, si son largos, se suelen combar y hacen el corte más incómodo. Esto suele ocurrir con los cuchillos baratos, que cortan muy bien al principio, pero pierden el filo enseguida.
Los de hoja dura son así más caros, más pesados y también más difíciles de manejar, pero también son más resistentes y su filo es mucho más duradero, por lo que un buen afilado inicial permite que funcionemos con él durante mucho tiempo.
Cómo cuidar tus cuchillos como lo haría un profesional
Probablemente no maltrates a tus cacerolas dándoles con el ‘nanas’ a conciencia y llevándote cualquier antiadherente que tengan. Pues eso mismo debes evitar con los cuchillos, a los cuales es habitual maltratar, tanto en el corte como en el lavado.
Hemos de tener claro para qué sirve cada cuchillo, qué le agrede y cómo podemos perder el filo en cuestión de pocos movimientos si cogemos el ingrediente indicado, como puede pasar con los panes y los tomates, dos de los enemigos más comunes de la cuchillería.
Para ello, considera fundamental que «la hoja sea dura porque son más duraderas y los afilados más longevos» frente a los afilados de hoja blanda, mucho más endebles y que «necesitan volverse a afilar una y otra vez».

No los guardes de cualquiera manera
Los clásicos imanes de pared o los tacos son la opción más longeva y segura para que nuestros cuchillos no sufran, aunque no siempre tenemos espacio. En este caso, Toño Ramírez aconseja huir del cajón. «Se despuntan, se desafilan y se rayan con facilidad si los metemos en un mismo cajón con otros instrumentos», cuenta.
«Para evitarlo, podemos tener una funda de cuchillo o la clásica manta de cuchillos, y con eso ya nos lo evitamos», indica. En cualquier caso, todo lo que significa apiñar, apilar o guardar de cualquier manera debería estar descartado.
Fuente: www.directoalpaladar.com



