La preparación de uno mismo, del entorno y de las herramientas de la cata, son imprescindibles a la hora de realizar una de las experiencias más enriquecedoras y didácticas en el mundo del vino. Los aliados y enemigos de nuestros sentidos, son determinantes para lograr el nivel óptimo de satisfacción en la cata de vinos.
Preparación de los sentidos:
Sin el estómago vacío
Antes de comenzar la experiencia de la cata de vinos es imprescindible, de antemano, preparar nuestro organismo, con una buena comida, ya que nos ayudará a retardar la absorción de alcohol aunque durante la cata, gran parte del vino que probemos, no sea ingerido.
Alimentos adecuados
Evitaremos alimentos de sabores fuertes en la comida previa a la cata, como por ejemplo, platos especiados y de sabores intensos. Por el contrario, una óptima elección serían platos donde se encuentre presente la levadura, como pueden ser migas, pizzas, pastas frescas y quiches.
Enemigos del olfato
Identificamos como enemigos del olfato a los perfumes, fragancias, cremas aromatizadas, cosmética labial, loción de afeitar, ambientes recién pintados, olores a cocina, los productos de limpieza agresivos, el tabaco y en particular las pipas o cigarros. La nariz es capaz de recoger una gama impresionante de sensaciones diferentes, por lo tanto, impediremos que cualquiera de estos factores entre en conflicto con los aromas del vino.
Paladar y lengua limpios
Nuestro paladar y lengua deben encontrarse libres de restos de pasta de dientes, chicles o caramelos aromáticos. Este magnífico órgano, la lengua, capaz de detectar cinco sensaciones, deberá encontrarse libre de cualquier resto que pueda interferir con los verdaderos sabores del vino.
El entorno
Es fundamental cuidar el entorno para proyectar una imagen positiva. Un ambiente cargado, sin ventilar, con poco espacio, poca luz natural o artificial y con ruidos, condicionará nuestra percepción en la cata. Buscaremos espacios amplios y aislados de ruidos, asépticos en decoración, adecuadamente ventilados y secos sin humedades, a ser posible con buena luz natural, o en el caso de ser luz artificial, deberá de ser blanca y de suficiente intensidad.
Superficies blancas
La única forma de percibir los verdaderos colores del vino, es contrastar su color contra un fondo blanco plano. Nos servirán servilletas, manteles o folios blancos.
Fuente: www.selectuswines.com/es